¿Cómo se
desuella un trofeo de caza?
El
porcentaje de trofeos que llegan bien desollados al taller del taxidermista
es bastante bajo. El desollado de un trofeo
de caza se realiza casi siempre demasiado deprisa,
ello no tiene importancia si solamente se aprovecharán la
carne o los cuernos, pero si lo
que se desea es aprovechar la piel o la cabeza para disecarla,
deberá tomarse algo más de tiempo.
Si se pretende conservar la piel, el
desollado se hará de acuerdo con la figura 1,
intentando siempre no agujerearla.

Si se desea disecar la cabeza
de un trofeo de caza mayor, la piel que se precisará será la que se señala en la
figura 2, cortando la piel en redondo por detrás de las paletillas.
Téngase en cuenta que los trofeos nunca se rajarán por debajo del cuello más allá de la
cruz de las patas delanteras. En los trofeos con cornamenta podrá hacerse una incisión por el
lomo del animal hasta llegar a los
cuernos.

Cabe
subrayar que es un error muy
común rajar los trofeos hasta la garganta o dejarlos
cortos de piel. Siempre es preferible que sobre.
Si se pretende disecar un
trofeo de caza mayor entero, se
procederá como si fuera para piel, pero teniendo en
cuenta igualmente que el cuello se abrirá por el lomo o
no se abrirá, dependiendo de si el animal tiene cuernos o no los tiene.

Si se desea
preparar el cráneo, lógicamente la piel no importa, pero
se deberá prestar especial atención a no dañar la base
del cráneo con un golpe de hacha mal dado. Es preferible
separar el cráneo de la primera vértebra usando un cuchillo.
Una costumbre bastante extendida entre
los aficionados al jabalí que se debería evitar
consiste en bañar los colmillos en lejía, producto muy corrosivo y que daña el esmalte. Otra
práctica errónea muy común es cortar las mandíbulas para
extraer los colmillos
por detrás o para cocer solamente el morro del animal, lo que
causa la mayoría de las veces la rotura de los colmillos.
Es preferible hervir el cráneo entero. Los colmillos de
un jabalí de más de cuatro o cinco años se extraerán
sin esfuerzo.

Las aves y los mamíferos
pequeños y medianos no precisarán ser ni desollados ni
eviscerados. En todos los casos será
suficiente esperar a que se enfríen para trasladarlos llevarlos al taller de vuestro
taxidermista o, si no fuera posible de manera inmediata,
mantenerlos en la
nevera un máximo de dos días o en el congelador
un máximo aconsejable de dos meses,
siempre con la pluma o pelo bien
peinado, y dentro de bolsas de
plástico para que mantengan la humedad y no se resequen. Los
pescadores podrán seguir igualmente estos consejos con
vuestros trofeos de pesca.
Las bolsas de plástico son un aliado a la hora de conservar una pieza en el congelador,
pero su utilización para transportar un animal fresco desde el lugar
de captura hasta el domicilio o el taller del taxidermista
es arriesgada. Un animal dentro de una bolsa de plástico
cerrada y en el interior de un vehículo
acelera su proceso de fermentación. Otros factores negativos
a evitar son las
moscas, la sangre, el sol o las altas temperaturas. Los síntomas de
fermentación son el hedor, un vientre verdoso,
la caída del pelo al
tirar de él, gusanos en las heridas u
orificios naturales, etc.
En verano, una pieza de caza se puede
hechar a perder en una hora, y en invierno, con temperaturas bajas, la misma
pieza puede aguantar dos dias al aire. No
se confíe. Emplee el
congelador y en caso de duda consulte al taxidermista.
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